Supongo
que un día es tan bueno, o más bien tan malo, como cualquier otro
para mandar a una persona a la mierda, pero aún así mi cabeza
ofuscada no podía parar de preguntarse por qué habías escogido la
primera navidad que pasaríamos juntos.
Me
sequé las lágrimas con la manga y supliqué una respuesta.
Supongo que técnicamente una carcajada es una respuesta.
Pensé
en el árbol en el que descansaban la tablet que querías, el reloj
que te vi curioseando hace dos semanas y el anillo de matrimonio que
no pude permitirme seis meses antes cuando empezamos a compartir
techo tras un frío encuentro de quince minutos con el notario.
El plan de recibir el año con la boda de tus sueños se había complicado ligeramente, me dije con sorna.
El plan de recibir el año con la boda de tus sueños se había complicado ligeramente, me dije con sorna.
Seguí
ahí, de rodillas, viéndote lanzar cosas en la maleta mientras me
preguntaba qué diablos había pasado y cuándo.
En la planta de abajo se enfriaba la cena: Un pavo tan muerto como lo nuestro. Supongo que tu gélida mirada será mi único postre esta noche.
No pude evitar preguntar si había alguien más. Al principio pensé que no me habías escuchado pero luego contestaste que sí había alguien mas.
En la planta de abajo se enfriaba la cena: Un pavo tan muerto como lo nuestro. Supongo que tu gélida mirada será mi único postre esta noche.
No pude evitar preguntar si había alguien más. Al principio pensé que no me habías escuchado pero luego contestaste que sí había alguien mas.
Un
hombre de verdad, añadiste separando tus manos unos treinta
centímetros mientras me lanzabas otra de esas horribles muecas que
pretendían ser risas.
Cerraste
la maleta como pudiste y bajaste las escaleras resoplando de rabia y
esfuerzo.
Soy tan imbécil que me ofrecí a llevarla. Eres tan miserable que aceptaste.
Soy tan imbécil que me ofrecí a llevarla. Eres tan miserable que aceptaste.
Cuando
llegamos a la primera planta el gato se asustó y se bajó de la
mesa.
Me
quitaste la maleta y abriste la puerta. El polarizado impedía ver al
conductor del vehículo que te esperaba afuera, pero no me hacía
falta. Cualquiera reconoce el auto de su mejor amigo.
Te giraste para lanzarme las llaves de casa y me dijiste feliz navidad mientras me guiñabas un ojo y dabas un portazo.
Te giraste para lanzarme las llaves de casa y me dijiste feliz navidad mientras me guiñabas un ojo y dabas un portazo.
Feliz
navidad contesté a la nada.
Me gusta el texto, pero no el interlineado que hace difícil la lectura incluso con gafas de "ver".
ResponderEliminarSé bueno y que hayas encontrado una Maga para recibir los regalos que hayas merecido.
Un abrazo