El duelo duró poco. Ahí estaba Jhon, la réplica más rápida del oeste... derrotado.
El ingenio escondido tras las cortinas, el sarcasmo homeopáticamente diluído, la mirada por el suelo y los brazos reflejando el revés sufrido incluso desde antes de empezar la lucha.
Su contrincante esperaba con la tranquilidad ufana de quien se sabe invencible. La claudicación era inminente y no tenía necesidad de forzar más las cosas.
El vapuleado recoge los fragmentos de su ego y frustrado recita las palabras que lapidarias confirman la rendición:
-Sí, mamá.
¡Ja,ja,já! Me ha gustado y sobre todo la brevedad, rara avis en ti.
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