Lo besó en la mejilla.
Lo besó en la frente.
Lo besó en la boca.
Lo besó con lengua y sin lengua.
Lo besó apasionadamente.
Lo besó incluso con rabia y con odio.
Lo besó hasta enamorarse.
Lo besó hasta que sintió que no podía vivir sin besarlo.
Lo besó toda la vida.
Pero a pesar de todos sus besos...
Sólo era un puto sapo.
Al contrario de lo que ocurre en la vida real o incluso en la de los cuentos, tu poema no defrauda. Qué final… inesperado y divertido.
ResponderEliminarGracias por dibujarme una sonrisa.
Un abrazo
Gracias Mari Carmen. Eres la primera persona en comentar en el nuevo blog.
Eliminar¡No te pierdas!
Encantador!!! Me encanta. Ese que lo ve desde fuera sin poder advertirle......ahí lo dejo. En twitter, ¿cómo te busco? yo soy, creo, @nsk2064 . Abrazo poeta ;)
ResponderEliminarYa te busco en twitter. Abrazos.
EliminarMuy gracioso ese final inesperado, Jhon. Saludos.
ResponderEliminarGracias Ricardo, espero que sigas visitando.
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