Cosas que deberían
al menos alertarme pasaban frente a mis indiferentes sentidos.
¿Valiente? No, desde luego. Más bien irresponsable y probablemente
estúpido.
Transcurría la vida
como una película en la que no soy ni siquiera un extra. Sólo un
espectador aburrido y desinteresado.
Claro que eso no es
del todo culpa mía. El argumento no podía ser más soso: Tipo nace,
crece, se reproduce y se queda esperando a morirse de alguna cosa
poco digna.
Da igual lo que haya
sobre el plato. Todo de un tiempo para acá me sabe a lo mismo.
¿Les conté cómo
bostecé ruidosamente sin poderlo evitar, mientras Sandra entre
lágrimas me explicaba sus motivos y hacía la maleta? Empecé a
pasar canales en la tele y no escuché el portazo que seguramente,
muy a su estilo melodramático, dio al salir.
¿Trabajo? Sí, aún
lo conservo. El jefe confunde mi aburrimiento con sangre fría y eso,
suele decir, es indispensable en nuestro oficio. Cualquiera que lo
escuché pensaría que la aseguradora es sólo una fachada tras la
que nos escondemos mientras por las noches salvamos al mundo.
Por mi parte el mundo puede reventar mañana.
Por mi parte el mundo puede reventar mañana.
Hoy me han invitado
a la final del campeonato de fútbol. El que había sido equipo de
mis amores jugaba la final y yo mecánicamente me puse gorro y
camiseta para asistir. Todos lloraban desconsolados el cuatro a cero
al salir. Yo me enteré del resultado al día siguiente cuando vi el
titular en un kiosco de periódicos. Intenté forzar mi cerebro a
reaccionar pero estaba tan desconectado como cuando Sandra se largó.
En ese momento fue
cuando verdaderamente me di cuenta que había algo mal en mí y
empecé a preocuparme.
De este relato necesito saber un poco más. Es como si viera una foto de una serie más larga. Me interesa saber qué demonios le pasa a este insensible, que detonó en su cabeza y hacia dónde va.
ResponderEliminarTampoco sé mucho sobre el pasado y el futuro de este tipo.
ResponderEliminarPero sí sería interesante rebuscarle otro trocito de biografía.
Gracias por comentar Ro. Siempre es un placer.
Abotargado, un ser como de goma en el que todo rebota... Algo muy gordo tuvo que llevarlo hasta ese estado, o tal vez no. Sea lo que sea, me gusta pero es que eso no es nuevo :P
ResponderEliminarAy Dolo, querida. Con unas escritoras tan buenas diciendo que les gustan mis relatos luego nadie va a poder quitarme la cara de idiota satisfecho de la cara.
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