Lentamente me acerco a la tierra prometida. Una parte de mí
se deleita por anticipado mientras otra sigue esperando despertar en algún
momento, abrazado a la almohada.
Lentamente acerco un dedo tembloroso a la estrecha tira de
tela sedosa sobre tu hombro. Cierro los ojos esperando una cachetada o tal vez
una carcajada mientras alguien me señala dónde está la cámara. Pero te toco… y
eres real.
Muevo un centímetro mi mano para sentir mejor la suavidad de tu piel. La tela resbala y su compañera en el otro hombro hace lo mismo impulsada por tu mano.
Muevo un centímetro mi mano para sentir mejor la suavidad de tu piel. La tela resbala y su compañera en el otro hombro hace lo mismo impulsada por tu mano.
Los hados y la gravedad se conjuran a mi favor y todo cae
dejando al descubierto tu cuerpo desnudo. Digo en un susurro que eres como
había soñado, pero es mentira. Superas cualquier cosa que mi mente pudiera soñar.
Tu boca entreabierta me reta al asalto pero sigo clavado en
el suelo. Mis manos hiperventilan y a mis ojos les duele el pecho. Si no hago
algo moriré.
Tú lo comprendes y me besas.
Lentamente los temores desaparecen, el mundo desaparece, yo
desaparezco; sólo existes tú. Yo me he convertido en una pequeña partícula que
orbita tu alma.
¿Cómo pude vivir todos estos años sin sentirte? ¿Cómo pude
haber pensado alguna vez que era feliz sin conocerte?
Un suspiro y unas uñas en la espalda me devuelven a esta
dimensión.
Vuelvo a caer en este planeta frío y hostil. Esta tierra
odiosa de duchas rápidas, besos lanzados y anillos de casada que regresan a su
sitio.
Lentamente comprendo que no saldrá bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario