domingo, 30 de noviembre de 2014

Botellas vacías

Tenía proyectado hacerle algunos cambios pero finalmente se quedó como estaba.

Botellas vacías

Siempre trató al vino como una mujer. Tal vez porque pensaba en la botella, que por cierto, ya estaba vacía.
La sacudió en un vano intento por hacer que cayera alguna gota más.
-¿Tú también me abandonas, perra traidora?
La iba a arrojar contra la pared junto a las demás, pero finalmente decidió lanzarla contra la foto en la que abrazaba a la culpable de su borrachera. Falló por al menos un metro de distancia.
-¡A la mierda!- Se dijo con lengua torpe y se dirigió a su habitación apoyándose en la pared.
Una voz femenina y familiar sonó a sus espaldas, en la cocina. Se creía solo pero no se asustó al escucharla.
-No te he abandonado, aún estoy contigo.
Se giró sonriendo y se dirigió hacia ella. Había olvidado una botella de vino en la nevera.
-Discúlpame por haberte llamado perra traidora, cariño.

2 comentarios:

  1. Y volvió a beber para calmar el dolor. Cuando despertó, se dio cuenta de que aquella inerte botella vacía nunca le podrían consolar y la traición fue aún mayor :-)

    Cómo me gusta tu manera de mirar. No sé cuáles serán los cambios que habías pensado hacer, pero me gusta como está. Ya ves que incluso incitan a escribir.

    Un abrazo

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  2. Bonita micro-continuación ;)
    Gracias por tus comentarios, Mari.

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